lunes, 2 de julio de 2012

Abulia



Me  levanto a las siete de la tarde, tengo sueño. Me levanto a las nueve de la mañana, tengo sueño. No tengo ganas de hacer un porongo. Obeso. Su hija de siete lo tiene de la mano. Ella tiene los labios pintados de rosa. Su mamá no sabe. Ni siquiera estuvo para vestirla. Ella sabe hacerlo sola, hace rato. No me pases ese jardinero, no vez que eso ya no me entra, le dijo la última vez que Olga atino a ser madre por un ratito. Pero no, ya no le sale.

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