viernes, 7 de septiembre de 2012

un día que no tiene sentido.

caminé muchas muchas cuadras. nunca en linea recta. dibujé por el barrio una linea sin mucho sentido.
sentí las piernas entumecidas y el paragüas colgando de la cartera me golpeaba a cada paso.
me senté en una plaza y fumé un cigarrillo abajo de un árbol del que todavía caían unas gotas.
en el ascensor me faltó la resiparción y corrí al baño a mojarme la cara.
todavía no me saqué las zapatillas mojadas.

sábado, 1 de septiembre de 2012

escala humana.

Puedo sentir el clima de esas noches, que no se parece en nada al clima de otros lugares que conozco. Camino por esa casa que tiene sobre todo, escala humana. En el más amplio sentido de la palabra.  La luz es naranja y el olor a sal está impregnado en las paredes. El ruido de los eucaliptos del bosque como una constante junto con las olas. El jugo del limón y el pescado que tengo entre las manos, ese pescado que hace un rato fuimos a buscar al puerto. Juan y mi viejo preparan el fuego en el patio. Se siente olor a leña. Abro un vino y compartimos.