viernes, 23 de septiembre de 2011

vivir.



Todo el día se me mantuvo como una constante, que medio se hacía la boluda, pero mirabas un poquito mejor y ahí estaba. En esa sala del sanatorio, en un mensaje de la madre, o una película de July.

Está de ocho meses como mínimo, le duele, llora, el hijo de tres la molesta y también llora. Su marido está como un bobo que no sabe cómo hacer un trámite. Ella llora y se come un alfajor. Yo pienso que seguramente llora porque está cansada, porque quiere descansar un poco. Quiere que ese hijo nazca y que sea sano, pero que ella pueda descansar y por un minuto ese marido, que encima se llama Jorge se haga cargo del otro pibe. Otra es Mariela, lo supe cuando la llamaron. Ni bien se sentó al lado mío creo que se dio cuenta de mi cara de miedo y me preguntó como me sentía. Vos estás embarazada, no? No, bahh nose, estoy esperando un resultado. Vos tenés cara de que sí querés….silencio. Ella sí está embarazada, de tres meses y sí tiene cara de estar feliz aunque le duela un poco.

Ella me cuenta que llegó acá con un miedo terrible a vivir, después de un tiempo de terapia, decide que va a vivir, pero en otro lugar, donde sintió que era su lugar. Que no es lo mismo que su mamá quiere y le dice: pero mirá… si vos vas un día caminando por la calle, te atropellan, quedás cuadripléjica, quién te va a cuidar allá. Yo no puedo hacer otra cosa que reírme. Y también le cuento lo que me dice mi mamá, que es un poco así, menos melodramático. Pero sí, la constante es la misma. Es como si tuviéramos miedo a sufrir y necesitáramos pastillas para no llorar, cuando vamos, que la vida es también llorar y sufrir y eso…tiene que ver con el miedo a vivir, el miedo a sufrir.

A la noche vemos esa película que habla de mí, de vos, y de toda la gente que conocemos. Y él se muere de miedo a vivir y ella no hace más que ser ella y no tiene ni un poquito de miedo de abrazarlo cuando lo tiene que abrazar. Y a decirle que caminaría por esa vereda con él como si fuera una vida entera. Yo como soy medio ñoña, estuve todo el tiempo esperando el amor… y como es una película y cómo finalmente los que elegimos vivir sin miedo a vivir terminamos apostando al amor, me quedo más feliz, o más tranquila y no duermo con vos como si fuera la última noche, sólo una más de esta vida que sí elegimos vivir.

lunes, 12 de septiembre de 2011


Puedo atender los llamados más estúpidos de ese teléfono. Puedo escuchar los vecinos más molestos desde esa ventana. Puedo tener los pensamientos más imbéciles en esta mesa. Puedo extrañar tu olor a dormido de la mañana. Me puede caer una gota de transpiración con el calor del mediodía. Y caerme despacio (muy) por el costado del cuerpo. Y meterse por las tetas. Y pensar qué pensarías vos. Y querer que me desees. Y Adriana que me pide que esté por un segundo más feliz. Y me pueden caer doce lágrimas en ese momento que Adriana que me pide que esté por un segundo más feliz.

domingo, 4 de septiembre de 2011

calma


Un bolso con siete remeras, cinco bombachas, tres cargadores, dos jeans y un documento. Una Suarez en una punta de la cama. Yo en la otra.

Escuché música que hace mucho no escuchaba, esa que en otros momentos de mi vida me hacía feliz. Y hasta me sacó una sonrisa. Y hasta pedía que me digas que me adorás. Y hablaba de esos perfumes que conservan las cosas, los lugares. Que son los mismos que yo siempre guardo. Que no es lo mismo que otros guardan.

Fumamos. Comimos pizza con cerveza. Nos encontramos como cada vez que nos encontramos, que es como si fueses una hermana, de esas que nunca tuve, pero me imagino. De esas con las que no hacen falta muchas palabras. Le pedimos al cielo que la vida nos sonría por un rato. Lloramos, casi.

En otro momento me hubiera encantado el viaje. Volver a ver montañas por un rato. Mi papá. A la casa de mi mamá. Que me cuesta no decirle mi casa. Me cuesta decir eso. Me está costando la vida. Sí. Y a veces tengo ganas que ya no cueste. Que me dé un abrazo. Y diga al oído que mantenga la calma, contenga la respiración y abra los ojos abajo del agua. Como cuando era chiquita, y no me daba miedo.