viernes, 10 de junio de 2011


Me subo al mismo colectivo de todos los días. Hoy voy a otro lado y es otro horario. Justo quedo parada al lado de alguien que me mira fijo. Me sonríe y se va lejos. Me pongo nerviosa. No vuelvo a mirar. Sólo cuando se baja y ya me siento libre de moverme a un lugar más cómodo. A veces es difícil creer cuán chico es el mundo.

Una mujer me pregunta una dirección. Yo no tengo idea, estoy con un mapa en la mano. No parece de las personas que viajan en bondi. Está muy arreglada. Tapado beige, medias negras opacas. Zapatos negros de los que se usaban en los noventa para ir a al auditórium. Baja en Córdoba.

Ya estoy sentada al lado del hombre que esperaba conmigo. Tiene una cicatriz en la cara. Le pregunto por Riobamba. Me dice que doblamos por ahí. Que él me avisa. Se siente libre para preguntarme dónde voy. Al congreso. ahhh. Pasamos por Constitución y me avisa. Que esta es una estación y plaza once. Me avisa. Acá seguro se baja mucha gente. Gracias al bajar.

En la mesa de entrada me confunden con una gringa turista. No, no hago visita guiada. No soy turista. Bahh un poco sí, pero no. Es otra dirección, una cuadra para abajo. Otra mesa de entrada. Otra vez deletreo mi nombre y me sacan una foto. Compruebo mi hipótesis de que no luzco muy bien. De ahí me mandan al despacho de un hijodeputa. Por suerte no está. Tengo que ver a otra persona que no tiene nada de eso, por el contrario, me cae simpática. Y tengo que caerle simpática yo a ella. Me puteo a mi misma por ponerme roja como un tomate en ese tipo de situaciones. Tener que contarle a alguien datos de uno, intentar convencerlo que sos capaz de un montón de cosas, menos de estar tranquila y sin transpirar ante una situación así. Por suerte me manejo y creo que terminamos bien. O por lo menos mejor que el hombre que baja conmigo en el ascensor. Me pregunta en qué piso estamos. El quinto. Me parecía. Me avisas en planta baja. Sí, yo también bajo ahí. Trabajas acá. Me sale un ojalá, que ni yo entiendo. Sólo vine a ver a alguien. Trae un curriculum, no pierdas la esperanza.

No pierdas la esperanza, me lo pide alguien que perdió la vista.

Me siento un poco mejor. Se me va el estado raro con que cargaba. Agarro mi cámara y camino por Callao. Despacio. Me fumo un pucho y vuelvo a casa sintiéndome un poco más segura de mí misma.

6 comentarios:

  1. lo terrible de la seguridad en uno mismo es que en verdad es mentira. uno no es seguro en si mismo, uno siempre es seguro o no para con los demás. quiero decir que si en el mundo existiese solo una persona, uno, ese sentimiento no existiría.

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  2. Si en el mundo existiese solo una persona?? Un poco difisil imaginar algo así.

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  3. lo que sobra en este mundo es gente con poca imaginación, lástima.

    me encantó leer este post.

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  4. vos sos de los que sobran o los que faltan?
    si te considerás una persona con 'imaginación', contame como sería el mundo si solo existiera una persona, solo una.
    también sobran los soberbios, lástima

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  5. che Anónimo, bien podrías decir quién sos.. no está bueno el bardo sin dar la cara.

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  6. La opción 'Anónimo' existe en este blog, son tus reglas, como así también decidir si publicás o no un comentario.

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