Era invierno y diciembre y faltaba sólo un día para
navidad (hecho que en ese país no tenía la menor relevancia). Llegué
cruzando el estrecho de Magallanes en barco. Llovía
Después
de varios kilómetros y ciudades y pueblos pequeños y ruta y carteles
que no podía descifrar entramos a Marrakech. Eran las 6 de la tarde
(creo) y sentí un ruido ensordecedor que venía de la mezquita. Es la
hora de la oración. Sus rezos se escuchan por altoparlantes por toda la
ciudad. Y ahí estaba yo entrando a "Jamaa el Fna".
Supongo
que porque era invierno y llovía el olor de esa plaza-mercado "Zoco" se
sentía como algo frío y húmedo y en algunos lugares hediondo, o muy
fuerte, rico o simplemente desconocido. Dátiles (en todas
sus clases), frutos secos, orejones, yerba buena, currys, especias,
tahines, animales (monos y gallinas sobre todo), inciensos, tabacos,
hachís, carne de cordero, té, etc. etc.
Todos
esos olores en un lugar atestado de gente, con vapor que se levanta del
suelo, entre los puestos de Zoco. Toda esa mezcla que nunca había
sentido así de viva, se me presentaba ese diciembre hace ya varios años
atrás.
Mientras enumero todo eso, puedo sentir esos mismos olores que ese día conocí así todos juntos y en el marco más lindo posible.
Mientras enumero todo eso, puedo sentir esos mismos olores que ese día conocí así todos juntos y en el marco más lindo posible.
me encanta me encanta me encanta leer este tipo de relatos.
ResponderEliminarun beso :)
eii muchas gracias! saludos!
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