lunes, 12 de septiembre de 2011


Puedo atender los llamados más estúpidos de ese teléfono. Puedo escuchar los vecinos más molestos desde esa ventana. Puedo tener los pensamientos más imbéciles en esta mesa. Puedo extrañar tu olor a dormido de la mañana. Me puede caer una gota de transpiración con el calor del mediodía. Y caerme despacio (muy) por el costado del cuerpo. Y meterse por las tetas. Y pensar qué pensarías vos. Y querer que me desees. Y Adriana que me pide que esté por un segundo más feliz. Y me pueden caer doce lágrimas en ese momento que Adriana que me pide que esté por un segundo más feliz.

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