En mi primer viaje a la República Oriental vine a ver el
Clásico. Se disputan en el Centenario: Peñarol, que hace de local con tres
tribunas, contra Nacional, con dos.
Mi conocimiento del balonpie es bastante pobre. Puedo decir
que tengo un par de datos aislados: soy de River desde que ganó el
Tricampeonato en 1997 y mis primos me convencieron de hacerme gallina; digo que
me gusta San Martín porque soy de San Juan y mi hermano es hincha, pero no sé
el nombre de ninguno de los jugadores, y un día antes de viajar a Uruguay me
enteré que el Centenario fue el primer estadio mundialista.
Llegamos a Montevideo el domingo tres horas antes que
empiece el partido y yo no sé los colores de los equipos disputantes. En la
entrada a la ciudad nos cruzamos un colectivo con banderas negras y amaillas y
dicen: ¡Ahí van los de Peñarol, los
sigamos que llegamos al estadio!. O sea Peñarol igual amarillo negro.
Mientras comemos una hamburguesa previa entrada al partido
yo pregunto por qué equipo se supone que debería hinchar, me explican que
Peñarol es Boca y Nacional, River. Además el DT es el Muñeco Gallardo. Ok, pero
mi entrada es para la platea de Peñarol y debo confesar que ahí entre la gente
que alentaba al Carbonero yo no estaba tan segura de ser de los otros, y al
minuto diez cuando marcan el primer tanto yo salto de mi asiento al compás de
los otros plateístas.
Ya grité un gol y me se su canción “Peñarol es así… El orgullo de todo el país”. Además hay un negro
que es medio torpe pero resulta ser un crack. Ya está.
Sin embargo “El Bolso” se ve lindo. No paran de arengar un
minuto, tienen globos de tres colores perfectamente distribuidos entre las tres
bandejas y encima que está ahí Gallardo estos tipos juegan re bien. Cuando
meten un gol también lo festejo, pero para adentro. Estoy adelante de una chica
que ante su equipo que no hace mucho mérito se pone cada vez más nerviosa y no
para patearme el asiento.
La tarde que había empezado soleada ahora nos presenta
lluvia, y mucha. Y la hinchada de Nacional entona: “Esta lluvia de mierda no quiere parar (x2)…Es el Manya que no para de
llorar”. Creo que ahora soy de
Nacional, le digo a mi compañero de banca ante el gol de Piriz que marca el
empate 2-2. No sólo porque los del Bolso ahora arengan más que nunca, sino
porque los de Peñarol en vez de hacer lo mismo, putean al técnico, al árbitro,
a los jugadores y a la mar en coche. Estos
de Olimpo son unos amargos. Peñarol.
Claro, ya está, encima confundo el nombre del equipo todo el tiempo, no puedo
no ser de Nacional y decir: ¡Gol!
Ante el gol de Recoba de tiro libre que marca el 3-2.
Los 25 minutos restantes de Peñarol perdiendo fueron llenos
de faltas y lesiones y peleas en la popular y en la platea y la lluvia y la
gente que enojada se va antes que termine el partido y los últimos 5 minutos de
Nacional que terminó ganando con ocho jugadores, me hicieron su hincha y la
primera vez que veía un clásico y un partido con tanta gente terminó siendo un viaje
de ida al comienzo de mi carrera como plateísta.
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